"Ellos no conocen el amor de Jesús"


namrata-nayak Durante los 20 siglos de historia de la Iglesia, se calcula que, aproximadamente, 43 millones de cristianos han sufrido el martirio. En la Iglesia Católica es reconocido como mártir, el cristiano que por la fuerza de la gracia de Dios acepta libre y voluntariamente y sufre de hecho la muerte física, que por odio a la fe cristiana le causan con acciones violentas los enemigos de Cristo. Todavía hoy, la Iglesia Católica sigue padeciendo los efectos de la persecución religiosa.

Los cristianos sufren en los países en los que se encuentran en minoría. En Paquistán, un mes después de los sangrientos ataques anticristianos en el Punjab, la tensión en la zona sigue creciendo, a pesar de los esfuerzos de la Iglesia por sensibilizar al país ante la protección de las minorías.

L'Osservatore Romano recoge, en su edición de hoy, un reportaje del Pakistan Christian Post, en el que advierte que en los últimos días se suceden las provocaciones contra los cristianos de Gojra y Koriyan, en algunos casos, invocando la ley antiblasfemia.

El pasado 9 de septiembre, precisamente, la comunidad cristiana de Faisalabad celebraba una misa, de la que se hace eco Asianews, en recuerdo de las siete personas asesinadas el mes pasado en Gojra.

La comunidad cristiana celebra como "mártires" a las siete personas, entre ellas tres mujeres y dos niños, que fueron quemados vivos entre el 1 y el 3 de agosto, durante los ataques a los cristianos de Gojra y Koriyan. Más de veinte personas resultaron heridas y cientos de casas fueron destruidas.

El padre Yaqoob Yousaf, director del Centro Diocesano de Catequesis, admiró durante la misa "el valor de la gente de Gojra", que "sacrificó su vida por dar testimonio de la fe cristiana". En estas semanas, las diócesis paquistaníes están llevando a cabo misas y encuentros de oración para recordar a los muertos y a las minorías perseguidas por su fe.

En la cercana e inmensa India, un grupo de unos veinte violentos destrozó, durante la noche del 9 al 10 de septiembre, varias vidrieras y dos estatuas de san Juan y de la Virgen, en la iglesia de San Francisco de Sales de Hebbagudi, cerca de Bangalore (la India), según recoge la agencia Asianews. Según el informe oficial sobre los hechos, una veintena de jóvenes extremistas destrozó dos estatuas de un grupo escultórico del Vía Crucis, y destrozaron cuarenta ventanas con bates y hachas. También intentaron incendiar un vehículo aparcado a la puerta de la parroquia. El ataque sucede un año después de la violencia en los estados de Orissa y Karnataka, cuyas heridas aún no se han cerrado. En particular, en el transcurso del año 2008, se produjo un rápido crecimiento de la agresividad contra los cristianos de Orissa, con asesinatos, incendios de iglesias, casas, centros sociales de la Iglesia, agresiones a poblados enteros, tanto que se ha llevado a cabo el éxodo de los cristianos, refugiados en campos provisionales.

En lo que va de año, se han producido una veintena de ataques anticristianos.

Los cristianos han sido atacados en varias partes de la India, desde hace tiempo. Es el caso del laico católico Jacob Fernández, asesinado en 2006 a golpes con un machete, en un lugar significativo para el cristianismo en India: el santuario del monte de Santo Tomás en Chennai, donde se conserva la memoria del martirio del Apóstol y se percibe el cristianismo como una religión de gran tradición en la India, con una historia que viene de antiguo.

Uno de los últimos mártires de la Iglesia católica es el padre James Mukalel, sacerdote de 39 años, encontrado muerto en los alrededores de Mangalore, en el Estado de Karnataka (India). El 29 de julio, según relata la agencia Fides, el padre Mukalel había estado visitando algunas familias, había almorzado en un convento y había presidido un funeral. Pocas horas después, fue encontrado muerto por algunos fieles en la parroquia donde desarrollaba su labor, y se piensa que su asesinato pudo ser obra de integristas, dado que el año pasado, en el área, se verificaron algunos casos de ataques fundamentalistas, al mismo tiempo que sucedieron los ataques a los cristianos en el Estado de Orissa.

Y todavía resuena en nuestras mentes el eco del testimonio de Namrata Nayak cuyo rostro fue desfigurado cuando extremistas hindúes pusieron una bomba en su casa en agosto del año pasado, buscando matar cristianos:

“El mundo ha visto mi rostro destrozado por el fuego, ahora ha de conocer mi sonrisa llena de amor y de paz… quiero dedicar mi vida a anunciar el Evangelio”.

“Perdonamos a los hindúes radicales que nos atacaron y quemaron nuestros hogares… No sabían lo que hacían, no conocen el amor de Jesús. Por esta razón, quiero estudiar para que cuando sea más grande, pueda decirles a todos cuánto Jesús nos ama. Ese es mi futuro”.

“La Navidad es un tiempo para agradecer al bebé Jesús que me salvó del fuego, y que salvó mi rostro desfigurado y lastimado… Hay tanto dolor y sufrimiento, y no sé hasta cuándo nos protegerán las fuerzas especiales”, le dijo a Asia News. “Pero la Navidad es un tiempo de gratitud. Temo que mi gente seguirá siendo atacada, pero así es nuestra vida. Si Dios me ha salvado, Él puede salvar también a otros cristianos”.

Namrata… le dijo a UCA News que quería convertirse en misionera para anunciar a Jesús no sólo a sus amigos sino también a sus enemigos. “Fueron nuestros enemigos los que me hicieron valiente y comprometida”.

Interrogada respecto a si tenía miedo de ser cristiana, la niña dijo que no sólo se mantendría cristiana, sino que quería convertirse en pracharak (predicadora). “Quiero cantar y danzar durante la Navidad, distribuir tortas y dulces a todos, y desear un feliz cumpleaños a mi Jesús”.