Esperanzado

Releo la entrada anterior (curiosa actividad esta de releerse a uno mismo) y medito sobre su aparente pesimismo. Aparente, dado que no es tal. En realidad me encuentro como Delibes, existencialmente pesimista pero ontológicamente optimista. No tengo ningún dato objetivo para pensar que el conflicto de EpC no se va a ganar. Es simplemente una intuición y considero a esta como una forma de conocimiento. Lo cierto es que mediante su uso se llegan a conclusiones que uno considera ciertas a través de un razonamiento que se presenta difuso pero del que uno sospecha que es acertado. Por eso no trataré de profundizar en el desarrollo del razonamiento. Creo que no llegaré a soluciones distintas. Las premisas de partida se encuentran también desdibujadas o simplemente esbozadas: jurídicamente existen muchas vías de escape para el Tribunal de Estrasburgo por las que puede desviarse sin entrar en el fondo del asunto; la actitud del Partido Popular en las Comunidades donde gobierna no alienta la esperanza en una solución política; socialmente muchos colectivos han pasado página en este asunto… y sin embargo, no tengo derecho al desánimo, la batalla de EpC podrá perderse pero la guerra por la libertad de educación se ganará sin duda. Es parte de una guerra cultural donde junto con la batalla por la vida se juega mucho el Hombre. Es muy probable que sea necesario pasar por una época de tribulación como la actual, pero estoy convencido de que un pequeño grupo de padres, incluso uno solo será capaz de mantener esa llama encendida y cuando se propague no habrá forma de pararla. Por si había dudas.

2 comentarios:

Zambullida dijo...

Esa llama un día incendiará el mundo, incluida nuestra alicaída Europa.

Kairos dijo...

No me cabe la menor duda Zambullida. Gracias por comentar

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